lunes, 26 de enero de 2009

ESPACIO


Desde el momento en que somos fecundados formamos parte del espacio. Ocupamos el espacio hasta el instante en que morimos, e incluso en este momento, nuestro cuerpo está presente, hasta que poco a poco va transformándose en otra forma de materia que aún así también ocupa. Estamos ligados al espacio sin poder desvincularnos desde el principio hasta el fin.

Es el espacio algo infinito, que nosotros queremos dominar subdividiéndolo a nuestro capricho y según nuestras necesidades. Y digo subdividiéndolo, sin querer usar la palabra límite, porque, ¿qué es el límite? El límite se refiere a aquello que termina en ese mismo punto o línea, pero siempre que termina algo, comienza otro algo, burlando esa línea divisoria.

Nuestro planeta Tierra está subdividido en países, y llamamos a las divisiones fronteras, y no son las fronteras más que líneas estipuladas, pero ¿Dónde está exactamente esa línea? ¿Cual es el punto exacto que separa un país de otro?

Mucho antes de que nuestro planeta estuviera poblado, no existían ni fronteras ni países, y era el mismo planeta, su mismo volumen, con sus ciclos. Era el mismo espacio ocupado, el mismo que ahora, solo que sin “subdividir”.

En un degradado de colores ¿Cuál es el punto exacto en el que el magenta pasa a ser azul o viceversa? Y por todo esto ¿Cuál es la realidad del límite?¿Existe el límite ciertamente?

Es el espacio aquello que es ocupable por la materia, siendo ésta, la misma que lo subdivide. Y surgen los términos lleno- vacío, equivaliendo el lleno a la materia y el vacío al espacio no ocupado por esta misma. Y esos vacíos están ocupados tan solo por aire. ¿Pero no es el aire también materia aunque mas dispersa?

Entonces el espacio es un TODO, un todo ocupado por todas las cosas, es un conjunto subdividido de materia.

¿Pero que pasa si toda esa materia se acaba? Haciendo referencia aquí al límite antes mencionado, cuando acabe la materia deberá empezar otro algo, un INCÓGNITO, pero que existe, que ocupa lugar.

Si hablamos de habitar el espacio, habitar es ocupar, y se lleva a cabo este acto mediante formas configuradas por materia, incluyendo aquí a los seres vivos. Somos nosotros los dotados de poder para dividir el espacio con antojo, con diversas formas y creando ambientes que causen sensaciones al que habita.

Desde la antigüedad, artistas y arquitectos han buscado miles de formas de subdividir el espacio, con complejos estudios que susciten en el habitante o espectador sensaciones, sin dejar de lado una determinada función a priori de esa subdivisión, dada por una necesidad.

¿Cuándo surge entonces la arquitectura? En el momento en el que se crea una subdivisión del espacio para habitarlo, o en el momento en el que ese espacio habitable se crea por necesidad, acompañado de la transmisión de sensaciones al individuo.

A mi parecer siempre ha existido arquitectura, incluso la propia naturaleza hace arquitectura. ¿No hay cuevas naturales hasta en las zonas mas profundas de los océanos, que sirven de cobijo a miles de animales marinos? ¿No crean las cigüeñas sus nidos sobre campanarios, los cuales llegan a pesar toneladas, en un perfecto estado de equilibrio?

Y sin embargo, el hombre lleva un extenso recorrido a lo largo de la historia desarrollando conocimientos de estructuras y física, del ámbito de la técnica, para poder hacer frente a la gravedad.

Pero lo que el hombre es capaz de aportar a la arquitectura, y a la subdivisión del espacio, es aquello que antes mencionaba, la búsqueda de causar sensaciones, de hacer sentir.

La cigüeña crea su nido como mera necesidad, pero el hombre trata de buscar algo más. Trata de sentir, de involucrarse en esa necesidad salvada y formar parte de ella, de forma bella. Y me refiero como forma bella a aquella que agrada, que hace sentir bien a aquel que habita. Es este acto, el de subdividir el espacio con arte. Y subdividir el espacio con arte, ayudado de la lógica es lo que yo llamo proyectar.

El acto de proyectar comienza desde que surge una idea en nuestra cabeza, para subdividir el espacio, (causa de una necesidad), pasando por dibujar y plasmar en el papel esas ideas, hasta su construcción. Todo ello ligado a la pretensión de causar determinadas impresiones, salvando las necesidades con lógica.

El hombre necesita espacio, es el espacio una necesidad en si misma del hombre, es un bien para el hombre, y es también manejable, conformable subdividible e infinito.

Es el espacio donde nace y muere todo, donde se llevan a cabo todos los actos, las reacciones, las creaciones, las sensaciones… es donde surge y desaparece absolutamente todo lo existente, y todo ello formando parte del espacio mismo.

ARTEFACTO




LAURA VICENTE BONAFONTE

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