
Este es el resultado de un proceso de transformación basado en la melodía de nuestra vaca. La música en sí es movimiento y nada mejor que un móvil para materializarlo.
Las frases que se componen de pregunta-respuesta se ven reflejadas en el número de extensiones. Las notas se convierten en abalorios de colores, por cada nota un color distinto. La línea de compás cambia de escala, invirtiéndola, inspirándose en el volumen, el concepto que tenemos de una vaca, algo voluminoso como por ejemplo: una pelota de pinpon (comparándola, claro está, con el tamaño de un abalorio). Un mayor número de abalorios en la última respuesta hace de calderón final. Los colores escogidos de la estructura se basan en los de la vaca, el blanco y el negro.
Espero que os haya gustado.
Carmen Díez Ruiz
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